Dos hombres, uno avariento y otro envidioso, oraban a Júpiter, el cuál envió a Apolo para que satisficiera sus votos. Apolo les dijo que pidiesen lo que quisieran, pero con la condición de que uno de ellos pidiera para el otro, y que este otro recibiría el duplicado. Oyendo esto el avariento, quiso que pidiese primero el envidioso, para tener el doble de lo que él pidiese, pensando que pediría riquezas. El envidioso, viendo que él había de ser el primero en pedir, y que por lo mismo el avariento habría de recibir doble que él, no pudiendo encubrir su envidia, pidió que a él le sacaran un ojo, para que al avariento le sacasen los dos. La avaricia es insaciable, pero la envidia es una locura mayor.
Moraleja- El envidioso, con tal de causar daño a otro, se sacrifica a sí mismo.
28 noviembre 2007
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